"Irse de casa de los padres no implica necesariamente una independencia económica total. Hay un aumento de los jóvenes que se independizan que siguen dependiendo de los ingresos de la familia", asegura el doctor en Sociología y profesor de la Universidad de Sevilla, Antonio Echaves. Para él, emanciparse es "una estrategia familiar". "La familia ayuda porque entendemos que hay que prepararse, estudiar y tener los máximos títulos posibles para en un futuro poder enfrentarse al mercado laboral desde una posición mejor", comenta. Es el caso de Alberto García, que cursa un grado en Fisioterapia, su segunda carrera universitaria, y no cuenta con ingresos. A él sus padres le pagan el piso y le dan dinero para gastos, al mes un total de "unos 600 o 700 euros".
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