Año 2025, suena el despertador. Es pronto, muy pronto. Inicio la jornada escuchando las noticias con un café en una mano y el móvil en la otra. Como todas las mañanas entro en mi banco, algo que repetiré varias veces a lo largo del día.
Los bancos ya no son como antes, lugares a los que acudías y esperabas una cola para hacer alguna de las operaciones comerciales más importantes de tu vida como pedir una hipoteca para tu hogar, un préstamo para el coche o guardar los ahorros que tanto esfuerzo te han costado. La gran diferencia es que se han transformado en plataformas digitales conectadas con múltiples empresas para ofrecer servicios personalizados y potenciado por un recomendador que los filtra para adaptarlos a tu estilo de vida y a tus necesidades financieras. En esencia siguen dedicándose al negocio de la transformación de plazos, permitiéndote acceder hoy a bienes o servicios que podrás pagar mañana, pero totalmente digital y ofreciendo una experiencia de uso espectacular. Es útil, muy útil.